domingo, 3 de octubre de 2010

Como muchos sabrán, la participación del Dr. Enrique Krauze ha despertado polémica, lo cual nos alegra mucho, pues esa era la intención. Incluso el propio Krauze, al aceptar la invitación que le hicimos para que hablara sobre "Difusión de la historia en México", hizo hincapié en que esperaba que su conferencia generara polémica y debate.
Ante esta situación, publicamos aquí una colaboración escrita por uno de los miembros del Comité Organizador, la compañera Isela Peña quien al respecto opina:



México D.F. a 2 de octubre de 2010.

Al Comité Organizador e interesados:

Sobre la problemática generada por considerar como ponente magistral del XXXIII ENEH a Enrique Krauze, considero que este historiador genera diferentes reacciones en su derredor, causadas por su tendencia neoliberal, la cual niega muchos de los elementos que sustentan la investigación humanística. Asimismo, provoca molestia en su entorno por su exitoso papel como empresario de la historia.

A pesar de que lograr un papel empresarial exitoso no es pretensión inicial de un historiador de la UNAM, ninguno negaría los beneficios que se podrían alcanzar de lograr una estabilidad económica, que ofrecería la oportunidad de continuar la investigación independiente y a favor de lo que cada uno pretenda, sea una cuestión meramente social, personal o mixta.

Por otra parte, todos nos quejamos de su tendencia y acciones, y en los foros surge su nombre como ícono de lo indeseable, sin embargo nunca podemos confrontarlo sobre sus principios, sobre lo oficial de su historia, sobre las causas que sustentan sus investigaciones y los intereses imbuídos en ellas. Así, todo lo que pensemos en contra se queda en las aulas y auditorios, ajenos a él y a su trabajo.

La propuesta del Comité Organizador parte de la “otredad”, donde creemos en la importancia de dar voz a todos, no por estar de acuerdo con ellos, ni por sentir que hacen lo correcto o son los íconos a emular, sino porque debemos compartir espacios de interacción donde nosotros como estudiantes podamos confrontar a los que expresan la diferencia, no para atacarlos sino para crear un lenguaje que nos vincule y en ese podamos discutir “la diference”.

La libertad es un derecho que la UNAM nos ofrece a brazos abiertos, por eso podemos expresar lo que deseemos, pensar en la dirección que consideremos adecuada, debatir a nivel con cualquiera y ofrecer fundamentos teóricos que sustenten nuestro punto de vista. Sin embargo, a menudo olvidamos que también implica el derecho de ser individuales y diferentes, lo cual nos es permitido y estimulado, en tanto que nosotros a veces pretendemos la unicidad que rechazamos bajo el mote de imposición.

Así, estimo que la diferencia solo ofrece un campo de exploración y conocimiento, el cual nos da la oportunidad para debatir y conocer al otro. No para ser como el otro ni para obligar al otro a ser como nosotros. En este entendido, el comité ofrece al ENEH un encuentro con un historiador sumamente polémico, aclamado por la neoliberalidad del gobierno y de los empresarios, negada por los humanistas y por los investigadores que cuestionan sus métodos. Este encuentro no es un entronamiento de ninguna forma de pensar, solo manifiesta que la UNAM es capaz de escuchar e interactuar aún con los diferentes; que difiere tanto del sistema que no le importa interpelar aún a aquellos que lo representan; que la libertad que defendemos no tiene límites ni destinatarios, sino que es una libertad absoluta, sustentada en el derecho.

La universalidad y grandeza de nuestra Universidad, así como los valores que hemos enarbolado ampliamente no puede ser racista como el sistema, sino demostrar aún al sistema que somos abiertos, mas no sometidos a ellos, de forma que los recibimos para confrontarlos, no a gritos y sombrerazos, como muchos que se creen “políticos”, sino como verdaderos entes “politikos” y sociales que enfrentamos al mundo con las armas del conocimiento y el análisis, con la teoría y la experiencia de la realidad.

Negar la asistencia a cualquiera es negar la apertura de la UNAM, y expresar un mensaje racista, tanto para participantes como para ponentes y conferencistas. Asimismo, aceptar todo lo que nos diga cualquiera negaría nuestra capacidad de raciocinio, por lo cual, venga de quien venga, debemos asumir una actitud crítica sobre temáticas y metodología de investigación, por igual para ponentes como para conferencistas.

Demostremos que no tememos al sistema, ni a la confrontación directa de los neoliberales que negocian con la historia, y demostremos que no por tener a Krauze en el estrado hemos sido derrotados en nuestra ideología, porque eso solo dejaría la idea de que cualquiera nos manipula. Analicemos sus textos, confrontémoslo, demostremos el nivel educativo de la UNAM.

No temamos enfrentar al otro, conozcámoslo, dialoguemos y debatamos públicamente sobre esa diferencia, si es posible acortémosla con base en la razón o denunciemos la diferencia insalvable con sus causales sin miedo y de frente, no en un espacio abierto que nunca será conocido por el otro.

Por mi parte, apoyo la decisión del Comité.

“Por mi raza, hablará el espíritu”

B. Isela Peña Peláez

ex delegada UNAM–SUA – miembro del Comité Organizador


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